Por Jazmín López
Segunda semana del penúltimo mes y el espíritu de los mexicanos por conmemorar a nuestros seres amados que han fallecido aún no se termina, y es que la celebración del 1 y 2 de noviembre ha colocado a México en la mira de todo el mundo, siendo declarada en el 2003 como Patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. Por esa razón, en esta ocasión te traemos una reseña, sin spoilers, de la película “Día de muertos”, y es que quién mejor que un mexicano para hablar de esta bella tradición.
Antes de comenzar, debes saber que la animación en nuestro país inició en 1916 con el cortometraje Mi sueño, el cual tuvo una duración de 8 minutos, pero fue hasta 1976 que México realizó un largometraje con la cinta Los Tres Reyes Magos. Así que la animación nacional es, básicamente, reciente, en comparación con la de Estados Unidos, cuyos primeros cortometrajes animados se remontan a 1906, con clásicos como Humorous Phases of Funny Faces, y su época dorada con la creación de caricaturas en sonido sincronizado a partir de 1928.
¿Y por qué te compartimos estos datos?, muy fácil, porque estamos conscientes de que una de las primeras comparaciones que puedes hacer al escuchar el título de la obra mexicana es con el éxito de Disney y Pixar: “Coco”, cuyo estreno en 2017 hizo que el filme nacional retrasara dos años su lanzamiento en cines como una estrategia comercial. Aunque ambas películas retoman la celebración del día de muertos, y por lo tanto comparten ciertos elementos, tienen perspectivas e historias totalmente diferentes, así que te invito a que dejes de lado el referente de Miguel y su familia para adentrarte a una nueva aventura, de lo contrario no podrás disfrutar de esta cinta nacional.
Ahora sí, empecemos.
Día de Muertos es un filme cinematográfico animado de Carlos Gutiérrez Medrano. Pasó 16 años en proceso de producción al enfrentar múltiples obstáculos, por ejemplo, el registro del título, problema al que se enfrentaron sus productores, Estefani Gaona y Roberto Gómez Fernández, pues Disney quería apropiarse de los derechos del nombre y crear una marca nueva.
La historia se centra en Salma (voz Fernanda Castillo), una huérfana de 16 años quien, junto a sus amigos Pedro (voz Memo Aponte) y Jorge (voz Alan Estrada), vive en Santa Clara, pueblo que tiene una peculiaridad sorprendente: la muerte les permite ver a sus seres queridos que ya fallecieron cada 1 de noviembre, gracias a la magia de un reloj de arena. Así, el filme nos presenta un origen distinto de la celebración del día de muertos, alejada de las tradiciones prehispánicas, aunque sí incluye elementos de la cultura azteca posteriormente.
Salma está obsesionada con conocer a sus padres, por lo que intenta hacer un altar para poder verlos al fin, elemento fundamental para crear un portal entre ambos mundos, el cual únicamente puede funcionar si se tiene un objeto que haya pertenecido al fallecido. Una característica particular de esta cinta es que nos muestra la convivencia directa entre vivos y muertos, es decir, los fantasmas pueden interactuar y ser vistos por sus familiares, siendo distinguidos por una aura azul y una semitransparencia de su persona.
Por un accidente la protagonista termina arrastrada, junto con sus amigos de la infancia, a la tierra del más allá, donde habitan los difuntos que aún son recordados; ya que también se muestran a los seres olvidados, pero de una manera más oscura y macabra. Ahora debe hallar una forma de regresar a la tierra de los vivos, encontrándose con más de una sorpresa en su camino que la llevará a conocer más de su pasado y los misterios que esconde la muerte de sus padres.
Esta película, en lo personal, me ocasionó opiniones divididas, por un lado, no es un mal trabajo, pero, por otro lado, tampoco es una cinta espectacular; depende de tu perspectiva y tus gustos será el cómo la clasifiques. A mí, en particular, me dejó con un sabor agridulce pues tiene puntos que valen la pena mencionar, mientras que también cuenta con elementos a los que les faltó desenvolverse.
Uno de los factores que han destacado críticos y páginas de cine ha sido el trabajo de doblaje, justificando que los actores que prestan voz a los personajes dotan a los diálogos del sentimiento que acompaña a la trama, además de incluir frases y palabras características de nuestro léxico: “chunche”, “on tamos”, “híjole”, entre otras. En mi opinión, este trabajo no se desarrolló por completo, debido a que falta emotividad en algunas partes, como en un llanto o en la emoción al ver algo increíble, aunque posiblemente se deba a que es la primera vez que tanto Fernanda Castillo como Alan Estrada dan voz a un personaje animado.
Eso sí, el humor típico mexicano está presente, dando chistes y sátiras de instituciones como el IMSS o del gobierno. Es seguro que la película te sacará más de una risa gracias a estos juegos de palabras y expresiones que emplean los protagonistas, así como sonrisas al ver escenas tiernas.
La animación es otro de los factores más polémicos; para ser honesta, hemos sido testigos de los grandes trabajos y detalles que se pueden generar por computadora, y la creada para Día de Muertos, en comparación, es de calibre medio. Pero eso no quiere decir que sea mala, por el contrario, tomando en cuenta el historial de la animación en México y el bajo presupuesto con el que contó la cinta, aunado al tiempo total de producción, te puedo asegurar que es de las mejores creaciones mexicanas, al grado de convertirse en un parte aguas del diseño por computadora a nivel nacional.
Pero, como mencioné, a nivel internacional esta animación es regular, por lo que el fallo que encuentro es la falta de expresividad, ya que los gestos son planos y no permiten una gran cantidad de muecas, lo que es más evidente en los personajes ancianos debido a las arrugas. No obstante, la paleta de colores, a mi parecer, es un gran acierto, puesto que los diseñadores retoman los colores típicos de la temporada: rojos, naranjas, blancos y amarillos para la celebración de todos los santos; azules, violetas, rosados y morados para el mundo de los muertos; negros, verdes y cafés para el limbo.
Los escenarios mostrados son sensacionales, debido a que los animadores se aseguraron de dar texturas a cualquier objeto, así esté de fondo, además de mostrar diseños arquitectónicos conocidos como el Palacio de Bellas Artes, el Palacio de Cortés, Xochimilco, los Arcos de Zapopan, los callejones de Guanajuato y mucho más, así que pon atención para ver cuántos lugares logras identificar.
Las construcciones no son las únicas referencias, ya que también incluye alusiones a grandes personajes del cine mexicano como Pedro Infante, Jorge Negrete y Sara García, así como al creador de la famosa catrina, José Guadalupe Posada, y a las mariposas amarillas de Gabriel García Márquez, concepto con el cual se le dio homenaje al escritor colombiano por su fallecimiento.
El error más grande que encuentro en la película es el uso de múltiples elementos, es decir, sus creadores quisieron abarcar tanto en tan poco tiempo que hace que tres tramas distintas se unan de manera forzada al final para dar un desenlace flojo y demasiado apresurado.
De esta forma, Día de Muertos convierte su principal fortaleza en su defecto más destacable, pues la leyenda original con la que inicia todo se queda ahí, como una introducción, sin un desenvolvimiento más profundo; al tiempo que se muestran otras dos anécdotas simultáneas sin mostrar un desarrollo ni de la historia ni de sus personajes, dejando factores que pueden explotarse como mero adorno (como las calaveritas o el ajolote) mientras que añade componentes, a mi parecer, totalmente innecesarios que en lugar de hacer más interesante la cinta, crea una trama confusa e inconsistencias temporales, lo que es más evidente por un mal manejo del guión.
Desgraciadamente, desde mi opinión personal, esta película no refleja el sentimiento ni la importancia de la celebración del día de muertos, no me sentí identificada pese a que sus creadores introdujeron sentimientos como la amistad y el valor de la familia, y me fue difícil generar empatía con los personajes. Además, cabe mencionar que, en este universo ficticio, la oportunidad de ver a los seres amados que ya murieron queda reservada únicamente para Santa Clara, convirtiendo así una tradición nacional en algo meramente regional, un desacierto que me ocasionó disgusto.
Con todo esto, ¿te recomiendo que vayas a verla?, sinceramente sí creo que es bueno que vayas a verla para generar una opinión propia. Como lo mencione en un principio, no es un mal trabajo, pese a las equivocaciones que detecté, es una película que puede disfrutarse en una salida familiar y que está dirigida a niños. Eso sí, los pequeños con los que compartí la sala salieron felices de la función y rieron bastante, por lo que es una buena opción si quieres llevar a infantes o distraerte un rato de la aburrida rutina.
La recomendación más grande que te hago, si te animas a verla o si ya tuviste la oportunidad de hacerlo, es que al momento de criticarla NO la compares con otras producciones. Ve los fallos y aciertos de los elementos presentados por Día de Muertos dentro de su historia, no emplees el contraste para justificar tu punto de vista o la película nacional terminará, seguramente, perdiendo, sin que te des la oportunidad de valorar sus fortalezas.
Honestamente te pido que le des una oportunidad por tratarse de un trabajo mexicano, con esto no quiero decir que justifiques todo y le des cinco estrellas, sino que apoyes una producción nacional que tomó varios años de formación, debido a que, si solo nos quedamos en los fallos, la animación nacional difícilmente avanzará.
A las producciones mexicanas contemporáneas, animadas o no, les falta mucho por recorrer, tanto en la preparación del guión como en otros aspectos de la trama, al caer en estereotipos y clichés, pero creo que si se les da un apoyo y se motiva a la creación de contenidos originales se podrán lograr productos con los que estemos satisfechos con el avance del tiempo.
Y tú, ¿qué opinión tienes de esta película mexicana?
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