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viernes, 20 de diciembre de 2019

Una carta puede cambiarlo todo

Reseña de Klaus
Por Jazmín López

A menos de una semana del 25 de diciembre nos hemos revestido con el espíritu navideño, y no se podía esperar menos, pues basta con que te asomes por tu ventana o camines por las calles para ver el alegre colorido de las luces y el resplandor de los árboles de navidad. 

Con este frío, qué mejor que estar calentitos en nuestra casa y disfrutar de una buena película en compañía de amigos, familia o, incluso, solos; sin duda una de las mejores formas de disfrutar la temporada. Y es que existen demasiadas opciones, no es mentira cuando te digo que existen más de mil filmes navideños, ya sean animados o no.  

Por eso, en esta ocasión te hacemos más fácil la tarea de elegir y te recomendamos “Klaus”, la primera película animada de Netflix estrenada el 15 de noviembre de este año, dirigida por Sergio Pablos (co creador de Gru: Mi villano favorito y creador de los Minions) y escrita por Zach Lewis y Jim Mahoney. Así que guarda los clásicos para otro momento y ve una historia jamás contada. 

Como podrás imaginar por el nombre, la cinta nos cuenta el origen de la leyenda de Santa Claus, pero aquí está el primer elemento a destacar, contrario a las demás películas que abarcan este mismo tema, en este filme el protagonista no es el señor con barba blanca, ¡No! esta historia se centra en Jesper Johanssen (voz Jason Schwartzman / Sebastián Yatra), hijo del Director General de Correos. 

El protagonista, acostumbrado a ser un niño mimado y consentido, no posee ningún sentido de la responsabilidad y se muestra apático a aprender o hacer algo de provecho, pese a que su padre ha tratado de que cambie. Harto de la situación, el Director nombra a Jesper cartero oficial de Smeerensburg, una isla en medio de la nada, y le da la misión de entregar 6,000 cartas en un año, de lo contrario lo desheredará y quedará en la calle.

Asustado de quedar en la ruina y dejar de lado todos sus lujos, el nuevo cartero emprende su viaje, pensando que será una tarea fácil juntar el número acordado con su padre. Sin embargo, se lleva una gran sorpresa al llegar a Smeerensburg: es el único pueblo que no escribe cartas, ¿la razón? simple, existe una pelea entre los Ellingboe y los Krum, un conflicto que lleva generaciones sin conocer el motivo exacto de su origen, lo que hace que sus habitantes únicamente se enfoquen en la disputa, es decir, quién va en pensar en escribir cuando lo importante es hacerle la vida imposible al otro clan. 
La peor suerte para alguien cuyo futuro, literalmente, depende de las cartas, ¿no lo crees?

Desesperado de la situación, el cartero recorre todo el pueblo en busca de alguien que desee usar el correo, y, ante su rotundo fracaso, ve un rayo de esperanza en la esquina más alejada de la isla, una cabaña habitada por un viejo leñador. Estoy segura de que ya sabes de quién hablamos, así es, no es nadie más que Klaus (voz J.K. Simmons / Joaquín Cosío), un hombre con una gran barba blanca, acostumbrado a vivir en la soledad, corpulento, muy alto y, sobre todo, alguien de pocas palabras (no es broma, te sorprenderás de los pocos diálogos que llega a tener).

No te diré que es una adaptación única de San Nicolás, pues ya hemos visto representaciones animadas de un Santa que dista mucho de ser alguien rechoncho, con mejillas sonrojadas y poca movilidad, como es el caso de “Norte” en la cinta El Origen de los Guardianes. Pero lo que, para mí, resalta mucho de Klaus, y es un rasgo esencial, es la expresividad que muestra en su mirada y ademanes, un gran acierto, pues el personaje no necesita de diálogos para que tengas empatía con él o sepas que piensa. Además, claro, da un excelente equilibro con Jesper, quien habla y se queja constantemente, de esta forma, tenemos dos polos opuestos que compaginan conforme avanza la historia.
Bueno, y ¿qué tiene que ver todo esto con la Navidad? 

Como me encantaría que le dieras una oportunidad a esta película, ya que vale mucho la pena, solo te diré que, por ciertos motivos, el leñador decide regalar uno de los tantos juguetes que tiene en su garaje a un niño, con el propósito de brindarle alegría. Debido a que el pequeño lo alcanza a ver, se inicia la leyenda de que, si dejas una carta dirigida a Klaus, él te traerá un juguete especial. Y sólo existe una manera de hacer que el correo funcione ¿no?, así es, se necesita de un cartero, a lo que Jesper ve una excelente oportunidad para juntar el monto acordado y largarse de esa isla. 
Esta cinta es simplemente, a opinión personal, maravillosa, pues nos relata cómo comenzó la celebración de la navidad de una forma totalmente nueva y original. Ojo, es muy importante que sepas que, en este universo, el 25 de diciembre ya se tenía contemplado como el día de “Navidad”, pero la cinta nos relata el porqué de las tradiciones y leyendas, es decir, por qué se deja una carta; por qué el trineo es jalado por renos y no por otro animal, como caballos; de dónde salió la idea del trineo mágico volador; a quién se le ocurrió que Santa entra por las chimeneas y no por la puerta; cuál es el motivo del típico traje de color rojo; cuál es el origen del famoso “Jo,jo,jo”; por qué tenemos que ser buenos o, de lo contrario, recibimos carbón. 

Todas esas y más características que para nosotros ya son tan comunes en las cintas navideñas aquí tienen una explicación. Por cierto, supongo que has notado que no he mencionado un elemento crucial y habitual en las películas de esta temporada: la magia. Eso es porque Klaus no lo posee en el sentido estricto de la palabra, todas las situaciones son provocadas por los personajes o por accidentes que tienen lógica, esa es otra peculiaridad sorprendente de esta película, no necesita recurrir al uso de componentes mágicos para que la historia avance. Aunque debo admitir que sí cuenta con un factor que yo lo catalogaría más como “místico” que como “mágico”, y ese es el viento, una especie de señal que únicamente el leñador puede ver. 
Esta historia nos muestra un efecto dominó bastante reconfortante de ver, esto quiere decir que somos testigos de cómo una acción desencadena otra y esta a su vez origina una nueva. Como buena película navideña, estas situaciones se ven realizadas gracias a la inocencia de los niños, quienes, para recibir obsequios, empiezan a hacer buenas acciones, comportamiento que extraña a los adultos, pues ellos están acostumbrados a la tradición del odio entre los clanes. 

En este sentido, es una buena metáfora al caos provocado cuando la tradición se enfrenta con la novedad, lo conservador con lo liberal. Y es que la juventud es la base de todo, cuando los niños, pertenecientes a diferentes bandos, comienzan a jugar juntos, los adultos se dan cuenta de que también pueden convivir en armonía y ayudarse mutuamente. 

Es una gran oportunidad para ver la evolución de más de un personaje, más allá de los protagonistas, también vemos la transformación de los habitantes, especialmente de Alva (voz Rashida Jones / Cecilia Suárez), quien aceptó el puesto de docente en Smeerensburg, sin embargo, debido a la disputa existente, los niños no asistían a la escuela, por lo que se ve en la necesidad de vender pescado para sobrevivir, pero tal vez los cambios en el pueblo la ayuden a recordar por qué quiso convertirse en maestra.
Pero, desde luego, todo cambio tiene sus consecuencias, y muchos no están dispuestos a aceptarlo, en este caso los cabecillas de los clanes: la Sra. Krum (voz Joan Cusack/ Gabriela Gómez) y el Sr. Ellingboe (voz Will Sasso/ Herman López), quienes añoran las peleas y poseen un sentimiento bastante apegado sobre la costumbre y la guerra entre ambas familias. Razón por la que, por primera vez en toda su historia, juntan fuerzas contra Jesper y Klaus. 
Si de por sí la historia ya es buena, la animación seleccionada añade valor a esta obra, pues SPA Animation recurre al dibujo tradicional, una apuesta bastante arriesgada considerando que el diseño digital es la tendencia actual, pero Pablos lleva aún más lejos este riesgo al crear un efecto visual, con ayuda de los juegos de luces y sombras, que alude a las formas tridimensionales. Así, Klaus nos presenta una animación original y exclusiva al mostrarnos personajes con rasgos caricaturescos que vuelven a la cinta un proyecto ideal para toda la familia. 

Si no entiendes muy bien la idea, aquí te dejamos un vídeo en el que se muestran las diferentes capas y el proceso de animación de esta espectacular película:
Además, la paleta de colores añade una carga sentimental, pues mientras al inicio se nos presentan escenarios con colores monocromáticos y fríos, conforme la historia se desarrolla se van agregando tonos cálidos y llamativos, lo que ayuda a dar un contraste entre el “antes” y el “después”, un recurso visual bastante acertado en mi opinión. 

Dale una oportunidad y sé testigo de un gran proyecto que, estoy segura, se convertirá en una de las películas más queridas para la temporada en un futuro. Un filme que te dejará un sentimiento de calidez, eso sí, sin dejar de lado a la comedia que te hará reír más de una vez y las situaciones tan tiernas que te conmoverán el alma. Pero, sobre todo, una cinta que respeta y resalta el espíritu navideño desde un ángulo y perspectiva nuevas.

Bueno, bueno, y si Klaus es un simple mortal que envejece con los años y todo tiene una aparente explicación lógica ¿cómo se convirtió en Santa Claus? Esa es una interrogante que deberás resolver por tu cuenta, así que no pierdas tiempo y ve a verla para que no te quedes con la duda. 

“Un acto sincero de bondad siempre provoca otro”

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