Tan frágil como hermoso

Por Jazmín López

Ligero, traslúcido, duro y, sobre todo, frágil, en extremo frágil, son las características principales del vidrio, y es que a quién no le gustan las cosas que se pueden hacer con él. Mira a tu alrededor y dime cuántas cosas puedes apreciar hechas con este material. Aunque lo podemos ver desde la botella de tu licor favorito hasta cosas tan básicas como un vaso, la realidad es que se pueden crear impresionantes obras de arte con él. ¿No nos crees? Pues aquí te traemos una nota que te hará cambiar por completo de opinión.

En esta ocasión te hablamos de “Blown Away”, una serie exclusiva de Netflix que tiene como tema central una competencia. El concurso reúne a diez artistas en el taller más grande de vidrio soplado de Norteamérica, creado especialmente para este reality show, en donde tendrán que elaborar sus más fabulosas y originales creaciones bajo una temática determinada y contra reloj. Como si la presión no fuera ya bastante, deben recordar que un movimiento en falso y su obra podría quedar destruida en miles de pedazos. 

El programa fue lanzado el 12 de julio del presente año y cuenta con 10 episodios, con una duración de 23 minutos cada uno. En esta serie, grabada en Canadá, los concursantes pelean por llevarse a casa el premio de $60,000 dólares y una residencia como artista en el Museo del Vidrio de Corning, Nueva York, centro de enseñanza con renombre internacional.

¿Aún no te llama la atención?

Aunque en la actualidad se cuentan con muchos concursos (demasiados, a decir verdad), esta serie tiene aspectos destacables que te engancharán desde el primer capítulo. En primer lugar: su temática. El soplado de vidrio es un oficio en peligro de extinción, son muy pocos los artesanos  que aún realizan este trabajo de manera manual, y es que se necesita una perfecta coordinación y unos estupendos pulmones, pues, como su nombre lo indica, el vidrio soplado es una técnica que consiste en inflar vidrio fundido en una burbuja con la ayuda de un soplete, de manera que se vaya moldeando para obtener la forma deseada.

Los glassmith, nombre que reciben aquellos dedicados a esta profesión, deben trabajar a temperaturas que superan los 1000°C, ¡tan caliente como el mismísimo infierno! Y no es solo una expresión, pues el vidrio en estado de fundición es semejante a la lava, material que deben estirar, aplanar, inflar y repetir todo el proceso cuantas veces sea necesario antes de que se enfríe, debido a que una vez endurecido se romperá ante cualquier tipo de presión.

En lo personal, conocer cómo se hacen este tipo de trabajos y las dificultades por las que pasa un soplador me sorprendió mucho, ya que desconocía cómo se logra que el vidrio adquiera formas que parecen irreales: espirales, semicírculos, una delgadez que no supera el milímetro de grosor, inflar una burbuja dentro de otra e, incluso, texturas que asemejan al hierro más pesado. 

El segundo aspecto que destaco de Blown Away es la gran diversidad en los participantes, y no solo me refiero a la edad y tiempo de experiencia, ya que podemos observar a principiantes en sus veinte con un par de años trabajando con vidrio contrastado con glassmiths de 57 años de edad y 30 años de experiencia en la industria, sino a que cada uno posee una visión única de lo que quiere diseñar. De forma que el concurso nos sorprende con resultados muy diversos: desde obras plasmadas literalmente hasta interpretaciones metafóricas, así que no te aburrirás en ningún capítulo. 

La competencia es simplemente emocionante, desde el momento en el que el jurado les da un concepto, el proceso creativo (dibujar bocetos) y su posterior realización hasta la presentación del resultado final, los sopladores de vidrio te atrapan por su agilidad y destreza en el manejo de sus herramientas. No te miento cuando digo que te concentras tanto en la trama que escuchar el sonido de algo rompiéndose te genera ansiedad y, al mismo tiempo, experimentas la frustración del competidor. 

Este programa hará que ames a unos artistas y los apoyes en todo momento, al grado de gritarle a la pantalla para defender su diseño, así como hará que, posiblemente, odies a otros y desees que su creación se estrelle contra el suelo.

Otro acierto de la serie es el jurado, conformado por Katherine Gray, artista y profesora en la Universidad Estatal de California, como jueza principal y un invitado en cada episodio. Cabe destacar que este juez es una persona influyente en el mundo del arte, ya sea dentro del ámbito del vidrio soplado o en otra de sus expresiones, cuya opinión y críticas están sustentadas en la experiencia de la industria.  

Desde luego, los dictámenes son subjetivos, como en toda competencia, por lo que se presentarán momentos en los que difieras de la decisión tomada por el jurado al elegir el ganador de cada ronda. Pero que la diferencia de opiniones no te amargue el programa, pues la experiencia de ser testigo de la creación de una obra artística, aunque sea a través de la pantalla, es algo emocionante.

Es fácil sentir empatía por los participantes, pues en más de una ocasión te contarán las historias que esconden sus diseños, algunas muy personales y sentimentales, lo que hará que veas al frío vidrio como una muestra de amor. 

Aunque el idioma original es inglés, se puede adaptar el audio a español o, en su defecto, ver el programa con subtítulos, así que no tendrás ningún problema para disfrutar de esta competencia de vidrio soplado. En lo personal, te recomiendo que la veas en su idioma natal debido a que tienen algunos juegos de palabras que solamente pueden entenderse en inglés, pero si eres una de esas personas que no disfrutan un programa con idioma extranjero, la versión doblada es bastante buena. 

Sin duda, Netflix apostó por un tema poco convencional, una jugada que le resultó muy productiva al exaltar un trabajo poco conocido y, muchas veces, infravalorado. Espero después de leer esta nota le des una oportunidad y añadas “Blown Away” a tu lista; si ya lo viste, no olvides compartirnos tus opiniones.

¿Listo para quedar impresionado?